martes, 21 de agosto de 2012

El "escándalo" de la Trinidad

Cuando hablamos de la Trinidad, que bien podríamos llamar Triunidad, nos referimos a que el único Ser Divino existe y subsiste en tres Personas distintas. Hemos de diferenciar esto de la filosofía hindú, donde el 3 designa un conjunto armónico de dioses (Brahma, Vishnú y Shiva), ya que la idea de un Dios único en tres personas es exclusiva del cristianismo.
Esta doctrina fue el gran escándalo de las predicaciones de Cristo a los ojos de los judíos. Así, lo que llevó a Cristo a la cruz (en lo que a las autoridades judías se refiere, no el propósito principal de su muerte) fie tenerse por igual a Dios, haciéndose como Dios mismo. Así. numerosos errores ha habido sobre la Trinidad, como el subordionacionismo (dividido en arrianismo y macedonianismo, dice que sólo el Padre es verdadero Dios, mientrás las otras personas son seres creados, no iguales al Padre), el monarquianismo (enfatiza tanto en la igualdad de las Personas que borra la unidad) u otros más modernos como el modalismo (Sólo Jesús es Dios) o el modernismo teológico (Pone en duda y niega la personalidad de Dios).
Así, el misterio trinitario consiste principalmente en tres personas realmente distintas que tienen en común una sóla esencia, sustancia y naturaleza individual. Todo en Dios es sustancial, es decir, necesario en su propia auto-sustentación como ser que existe y que no necesita para su perfección de otra faceta del ser que se adhiera. La esencia es lo que Dios es, el Ser Divino que nosotros sólo captamos refractado en un conjunto de perfecciones que pertenecen en exclusiva a cada una de las Personas Divinas. La naturaleza es el aspecto de la Deidad que representa en el seno de la Trinidad el principio interior de la conducta de las Personas Divinas, no sólo lo común de las tres, sino también lo propio y peculiar de cada una.
Dios es por tanto tripersonal. Jesús usa los pronombres personales YO, TU y EL en el evangelio de Juán, capítulos 14 al 17.
Numerosos textos del Antiguo Testamento (Génesis 1:26, Génesis 3:22, Génesis 11:7, Isaías 48:16, etc.) y por supuesto del Nuevo Testamento (Mateo 3:16-17, Mateo 28:19, Hechos 2:32-36, 1 Corintios 12:4-6, etc.) hablan de ello. Luego no cometamos los errores del pasado en cuanto a este tema.

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