No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.
Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos
y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Y el mundo pasa, y también sus pasiones,
pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Por tanto, lo preocupante de estas adicciones es que el amor hacia ellas es mayor que el amor al mismo Dios. De este mismo texto podemos obtener el como salir de la adicción. Parece obvio, ¿no? La clave de tener victoria en este sentido será poner nuestros ojos en Dios. Que Él sea nuestro centro. Busquémosle a Él para que nos haga salir de la adicción. Si nuestro mundo gira a su alrededor, veremos como nuestras adicciones van desapareciendo y en su Nombre obtendremos victoria. Dios no va a ser tardo en responder si le buscamos de verdad. Él no quiere que sus hijos vivan esclavos de adicciones y vicios, pero si nosotros no le pedimos que nos saque, Él no va a obrar contra nuestra voluntad.
Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón.
Jeremias 29:13
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