viernes, 6 de julio de 2012

Adicto

¿Quién hoy día no tiene (o ha tenido) alguna adicción? Quizás no sean cosas graves o pecaminosas. Quizás simplemente sea ver todos los días un programa de TV, jugar tantas horas a un videojuego o cosas por el estilo. Sin embargo, estas adicciones nos alejan de Dios. Nos quitan tiempo para orar, reducen nuestras horas de lectura, etc. Pero lo más grave es que lleguemos a tal punto en el que el amor a nuestras adicciones superen el amor a Dios. Veamos que dice 1 Juan 2:15-17:
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.
Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos
y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Y el mundo pasa, y también sus pasiones,
pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Por tanto, lo preocupante de estas adicciones es que el amor hacia ellas es mayor que el amor al mismo Dios. De este mismo texto podemos obtener el como salir de la adicción. Parece obvio, ¿no? La clave de tener victoria en este sentido será poner nuestros ojos en Dios. Que Él sea nuestro centro. Busquémosle a Él para que nos haga salir de la adicción. Si nuestro mundo gira a su alrededor, veremos como nuestras adicciones van desapareciendo y en su Nombre obtendremos victoria. Dios no va a ser tardo en responder si le buscamos de verdad. Él no quiere que sus hijos vivan esclavos de adicciones y vicios, pero si nosotros no le pedimos que nos saque, Él no va a obrar contra nuestra voluntad.
Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón.
Jeremias 29:13

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